Diccionario adoptante: Las velas rojas

En una entrada anterior hablé, un poco por encima, de la colcha de los 100 deseos; mencionaba que es algo que entra dentro de ese lenguaje propio de los adoptantes. Así que he decidido hacer algunas entradas explicando las cosas más conocidas de ese lenguaje propio. Y empiezo por las velas rojas, porque ese es otro proyecto bloguero que inicié hace casi ya dos años junto a mi compi listera Tresas. Y aprovecho para decir que es ella quien lleva la mayor parte del peso del blog, aunque nunca lo reconozca.

Cuentan que una antigua tradición china dice que si, en la primera noche de la luna llena, cien familias encienden una vela pidiendo el mismo deseo, ese deseo se verá cumplido. El color de la vela no tiene importancia, puede ser cualquiera, pero el rojo es el color de la buena suerte en China y es por eso que los adoptantes hemos optado por encender una vela de ese color en la noche de luna llena.

En julio de 2006, en la lista de correo de AFAC nos volvimos a preguntar (no era la primera vez) si realmente éramos 100 las familias que encendíamos nuestra vela. Se confirmó que así y era, y en la última luna llena, el pasado 20 de mayo, 475 familias estaban apuntadas en el blog.
¿Qué deseo pedimos? Que vengan muchas asignaciones, que pronto nuestros hijos estén con sus familias. Ese es nuestro deseo común. En mi familia tenemos una costumbre. Cada mes al encender la vela, además de ese deseo común, tenemos un pensamiento diferente. Sobra decir que este último 20 de mayo, ese pensamiento fue para las víctimas del terremoto. Y también pensé, aunque no lo dije en voz en alta, en una persona muy querida que días antes había perdido a su padre. Es un momento lleno de emociones, y que nos acerca muchísimo a ese país tan lejano y querido. Confieso que es en ese momento, junto a esa vela, cuando más pienso en esa personita que algún día vendrá a aumentar nuestra familia. Se me hace un nudo en la garganta con solo pensarlo.

No quiero terminar esta entrada sin dar las gracias a mis amigas Cris y Elena, que desde el primer momento se unieron a esta hermosa tradición y cuyas velas arden junto a las nuestras por mera empatía. Gracias chicas, sabéis que os quiero!