Rescatado de mi blog http://blancallama.spaces.live.com , en el que publiqué esta entrada el 4 de junio de 2007.
Hace unos días, una listera mandó a AFAC las fotos de una anciana china a quien le habían practicado el vendaje de pies, para conseguir los "lotos dorados". Esta tradición milenaria se prohibió en China en 1911, y en 1957 se le vendaron los pies a la última niña china. Las fotos son realmente impactantes (pinchando en cada una se ven más grandes) y a raiz de ellas, llegaron a la lista muchas informaciones sobre el particular.
He intentado recopilar estas informaciones para esta entrada. La práctica es realmente impresionante y me parecía interesante darla a conocer, por más que ya no se practica en la actualidad. Menos mal, porque el dolor que causaba debía de ser terrible.
Este artículo de Casa Asia es bastante claro y explicativo:
Dice una leyenda que en el siglo X, el emperador Li Yu ordenó a su concubina favorita vendarse los pies con cintas de seda y bailar sobre una plataforma que tenía esculpida una flor de loto, símbolo con una clara alusión poética a los placeres sensoriales. Dorothy Ko, profesora de la Universidad de Columbia, describió la esencia de esta práctica, que se ha mantenido durante diez siglos, en la tercera conferencia del ciclo sobre "El erotismo en China", organizado por Casa Asia.
Se desconoce todavía el orígen exacto del vendaje de los pies en China pero, más o menos verídica la leyenda, se sabe que las primeras que empezaron a vendar sus pies fueron las bailarinas de palacio en el siglo X, con el objetivo de realzar la gracia de sus movimientos. De la corte se extendió a las clases altas y en el siglo XVI se popularizó por todo el territorio chino y en todas las clases sociales como respuesta al intento de la Dinastía Manchú de prohibirlo.
Con el paso del tiempo, el significado se volvió absolutamente opuesto -de realzar la gracia de los movimientos a restringirlos-, adaptándose a los valores femeninos defendidos por Confucio: la vida doméstica, la virtud, la maternidad y el trabajo manual.
El ideal erótico del ‘pie de loto’
A pesar del cambio de significado, la sensualidad inicial, lejos de perderse se acentuó y el ‘pie de loto’ era considerado la parte más erótica del cuerpo de la mujer. Sin embargo, para que los pies se convirtiesen en loto dorado –obra de arte y objeto de deseo– debían medir sólo siete centímetros y reunir las siguientes características: ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos.
Dice un dicho chino, “Una cara bonita, es un regalo del cielo, un par de pies bonitos es trabajo mío”. Y ese duro trabajo empezaba a la edad de cinco o seis años, de las manos de las madres, siempre que éstas pudiesen permitirse mantener a la hija sin trabajar fuera de casa.
El ritual de iniciación
“Encerradas en la habitación" –explica Ko– “la madre le cortará las uñas de los pies y se los vendará”. El momento propicio para la iniciación era revelado tras una consulta astrológica y en el día elegido se ofrecían a los dioses pasteles de arroz para que éstos permitiesen que los pies de su hija fuesen tan suaves como esos pasteles. Desde ese día y durante más de seis meses –hay autores que hablan de un par de años– la hija sentirá un dolor insoportable “hasta que el nervio se muera y deje de sentir ningún tipo de dolor”.
Con los pies vendados las niñas podrán caminar, pero deberán hacerlo con pasitos minúsculos y no conseguirán alejarse mucho de su casa, por lo que muchos consideran que esta práctica era un instrumento de opresión machista. Sin embargo, la ponente expuso que “la dominación masculina sobre la mujer a través del vendaje de los pies es una razón importante pero no es suficiente para explicar que esta práctica se mantuviese durante mil años".
Después de una exhaustiva investigación a lo largo de una década, Ko considera que hay, al menos, otras tres razones para el vendaje: la actitud china hacia el sexo y el placer sexual, los pies vendados como símbolo de feminidad y como símbolo también de status.
El sexo: fuerza regeneradora
Al contemplar las pinturas del libro de arte erótico chino Dreams of spring, puede observarse que muchas veces los amantes están en un jardín o en otros escenarios naturales. Ko ofrece una explicación: "En China el sexo es visto como una fuente regeneradora de la naturaleza y el placer sexual femenino como un elemento clave para alargar la longevidad del hombre y esto es muy diferente de la concepción católica de la sexualidad".
En este entorno natural, destaca la ropa interior de la mujer y sus zapatos, que no se quitará nunca en presencia del hombre, ni siquiera durante el acto sexual: "La naturaleza no es tan bonita como la cultura", dice Ko. El vendaje es una manera de rehacer el cuerpo para esconder la naturaleza y así despertar la imaginación erótica de lo oculto y lo prohibido.
Símbolo de feminidad y status
Además de los motivos eróticos, Ko subrayó que "los chinos dan mucha importancia a cubrir los cuerpos con ropa porque ésta es una de las diferencias entre el ser humano y el animal".
A su vez, la ropa, las joyas y, muy especialmente, los zapatos se convierten en símbolos de status, por la calidad de los materiales y la minuciosidad de los bordados, y de feminidad, ya que en el pensamiento chino la diferencia de género no es tanto biológica sino cultural.
La desaparición de esta tradición milenaria
El vendaje de los pies, el símbolo más característico de la identidad femenina en la China tradicional, fue prohibido en 1911 y duramente perseguido por el gobierno comunista. Sin embargo, según Ko, el motivo principal de su desaparición fue un nuevo cambio de significado, propiciado por la influencia extranjera en el siglo XIX.
Empezó a atacarse la costumbre de vendar los pies como algo insano y bárbaro y como obstáculo para la modernización del país. Las mujeres de las regiones costeras, identificándose con las posturas europeas, rechazaron pronto continuar la tradición con sus hijas y poco a poco, el significado negativo de esta práctica fue pentrando también en el interior de China, donde en 1957 se vendaron por última vez los pies de una china.
Se ponía fin entonces a una tradición de mil años de antigüedad muy paradójica: la deformación de los pies llegó a convertirse en el símbolo máximo de belleza y erotismo y el dolor diurno quedó justificado por las posibilidades de placer nocturno.
En la entrada original enlacé un vídeo de Youtube con mucha información, pero el enlace ya no funciona. Había imágenes antiguas donde se veía a niñas con los pies vendados corriendo. Ahora hay varios vídeos bajo la búsqueda "Foot binding", pero casi todos llevan a las mismas imágenes.
He traducido un texto que he encontrado en una página australiana; en él una anciana relata su propia experiencia. Al final hay varios testimonios de personas que conocieron a mujeres con los pies vendados:
El folklore chino atribuye el origen del vendado de pies a un zorro que trataba de esconder sus zarpas mientras se convertía en la emperatriz Shang. Otra versión sugiere que la emperatriz tenía los huesos de los pies apiñados y ordenó que todas las mujeres vendaran sus pies para así convertirse en un modelo de belleza en la corte.
El vendaje de pies empezó en China durante la dinastía Song (siglo X) y continuó hasta el final de la dinastía Ping. La práctica fue prohibida en China en 1911 pero se continuó practicando en regiones remotas hasta bien entrados los años 30. En 1998, la última empresa que fabricaba zapatos para mujeres con los pies vendados, ubicada en Harbin, cerró sus puertas.
Las madres vendaban los pies de sus hijas aproximadamente a los cinco años y gradualmente reducían el tamaño de los pies de las niñas durante unos meses. Los pies se llamaban lotos dorados si medían 3 pulgadas (unos siete centímetros y medio), lotos plateados si tenían una longitud de 4 pulgadas (diez centímetros), y de hierro si medían más. Los pies se convirtieron en objeto de devoción y del mismo modo sucedió con los zapatos. Las mujeres se hacían sus propios zapatos e incluso dormían con ellos. El color de los zapatos era importante. El rojo era el color más popular.
Algunos hombres, como actores o prostitutos también vendaban sus pies.
“Nací en 1920. Mi casa estaba en un pequeño pueblo de la provincia de Shandong. Mi padre era un campesino pobre. El tenía tres hermanas más mayores y un hermano más joven.
Continuando con la costumbre de las antiguas generaciones, me vendaron los pies cuando tenía seis años. Quizá el tamaño del pie de una niña de seis años es el perfecto.
Mi abuela tomó un trozo de tela de alrededor de un metro que ella misma había tejido en casa, y lo dividió en tres tiras de un metro de longitud, y empezó el vendaje. Dejó mi dedo gordo, dobló el resto de los dedos bajo la planta del pie y empezó a vendar rodeando muchas veces mi pie. Pueden imaginar cuan delicado es el pie de una niña de seis años y lo doloroso que resulta cuando es atado muy fuerte y modificada su forma natural. Con ese dolor terrible, me obligaron a empujar una enorme roca que era usada como molino. Caminé y caminé, pasito a pasito, muchas, muchas vueltas con el fin de que el pie vendado tomara la forma de cono, y de forma que el proceso fuera más eficaz. El sufrimiento que me provocaba está realmente más allá de lo que cualquiera puede imaginar.
Unos años después, el partido revolucionario entró en mi aldea. Los miembros del partido tenían una idea de la revolución que incluía la liberación de la mujer. Intentaron impedir que los hombres llevaran coleta trenzada y las mujeres los pies vendados. Entraron en cada casa para comprobar y obligar a las niñas cuyos pies habían sido vendados a quitarse las vendas. Antes de que entraran en mi casa, mi abuela nos quitó los vendajes a mis hermanas y a mi, pero en cuanto la gente del partido se fue, nos los volvió a vendar de nuevo.
Cuando nos quitaron las vendas, mis hermanas y yo gritamos y lloramos debido al dolor causado por el desvendado. Pero cuando nuestra abuela volvió a vendarnos los pies, aún fue más doloros y gritamos de nuevo.
Mis hermanas y yo nos acostumbramos al dolor y gradualmente nos fuimos quitando las vendas. Sustituimos las vendas por un par de calcetines muy apretados. Poco a poco los pies empezaron a crecer de nuevo. Cuando me casé en 1942, mis pies casi eran ya “tie fang jiao”, pies libres.
Suelo cuidarme mucho los pies. Son mucho más pequeños de lo que deberían. Mido un metro y setenta centímetros pero mis pies solamente miden 22 centímetros. El dedo gordo parece normal, pero el resto son demasiado delgados y están aplastados bajo la planta del pie. Tengo pequeñas cicatrices entre los dedos y los espacios intersticiales. Las cicatrices se hicieron porque cuando mis pies estuvieron vendados, los huesos de los dedos se rompieron e inflamaron, y esas cicatrices permanecen hasta el día de hoy. El dolor hace tiempo que desapareció.
Ahora vivo en Beijing y disfruto ayudando a cuidar a mis nietos y decorando mi casa con flores.”
Señora Sun Mei Ting, 79 años, Beijing. Relatado por ella misma y traducido al inglés por su hija, la señorita Li Chao Huang.
“En Zhong Shan usaban largas tiras de algodón para vendar los pies; las mujeres no podían andar sin ayuda”
M avis Yen
“La madre de mi tío Hong tenía los pies vendados. La conocí la primera vez que vino a Australia. Es una mujer delgada, siempre ha tenido sus pies vendados y no podía andar por si misma. Yo solía servirle de apoyo cuando ella debía caminar desde Elizabeth Street hasta Reservoir Street”
Ev elyn Yin-Lo, 77 años
“Recuerdo sus pies muy deformados, con callosidades, le dolían mucho. Siempre llevaba calcetines de algodón y caminaba con dificultad. Sus padres tenían que comprarle zapatos de niña toda su vida”.
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Precioso post reina cántabra... el tema es de lo mas interesante, pero tan triste...
ResponderEliminarEspero con ansiedad la segunda parte!
Besitos!
TQMCLTATYMMMMMMMMMMMMM
Hola, me encanta tu blog y el tema del vendaje de los pies siempre me ha interesado. Hay un libor que se titula el abanico de seda de Lisa See que aunque es una novela es bastante interesante.
ResponderEliminarUn beso.
P.d. en el fondo les siguen gustando los pies pequeños o eso me dice el chino de debajo de casa mi hija dos añazos largos y calza un 20, mejorll, mejorll pies pequeños me dice el Chino en cuestión.