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miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Luchar por besos?

Es muy simpático este anuncio y está muy bien hecho. Pero señores maridos, no os engañéis... jamás de los jamases podréis competir con nuestros bebés. ¡¡Aunque éstos tengan 32 años!! ¡¡Siempre serán nuestros niños!! :-))







lunes, 15 de septiembre de 2008

Un reportaje sobre adopción

En el número de verano (julio-agosto) de la revista Consumer que edita el grupo Eroski, apareció un reportaje que trataba sobre la nueva Ley de Adopción Internacional. Me parece que está bien tratado, sin los tópicos de siempre, y que ofrece una información, si bien escasa, muy clara. 
He escaneado la revista. Podéis descargaros las imágenes (botón derecho, guardar como) o simplemente pinchar en ellas para hacer la imagen más grande.





viernes, 12 de septiembre de 2008

Milagro de abril

Estarás esperando
que un puñado de estrellas
te vaya a buscar
o estarás atascada
en el borde del cielo
y no puedes saltar...
no sé, no sé.
Estarás confundida
y no sabes la ruta
que viene hasta aquí ...
O será simplemente
que no quieres venir.
¿Qué será que no llegas?
Este mundo ya es duro;
y más duro sin ti
¿Qué será? ¿Por qué tardas?
¿Por qué pasan los años
y no estás aquí?
Corre, salta, despega:
dale cura a este amor
que no sabe morir.
No me niegues la risa,
tócame con las alas,
milagro de abril.
Has venido mil veces:
entre sueños te he visto
jugar por aquí.
Pero igual que los peces,
al tratar de tocarte
te arrancas de mí.
¿Por qué, por qué?
¿No será que te escondes
porque tu corazón desconfía de mí?
O será simplemente
que no quieres venir...
¿Qué será que no llegas?
Suelta al fin las amarras
y ven hasta aquí .
Deja de ser poema
y transfórmate en carne
semilla y candil.
Corre, salta, despega;
dale cura a este amor
que no sabe morir.
No me niegues la risa,
tócame con las alas,
milagro de abril.




Nota: Gracias a Silvia por darme a conocer esta hermosa canción.



lunes, 8 de septiembre de 2008

Geografía china

Para muchos la geografía es una asignatura pendiente. La española la tienen más o menos dominada, Europa lo tienen casi claro, América se les complica y Africa y Asia son completamente desconocidas. Así que como para pedir que alguien conozca las provincias chinas. Pero, ¿no decimos que es casi nuestro segundo país? Pues a estudiar! Con este juego podéis empezar a situaros.
 




Hay tres niveles. Yo empecé por el fácil y cuando terminé, el juego me preguntó: "De qué país eres?", jajaa... Evidentemente, no lo hice muy bien. 




Nota: Muchas gracias a Conchi, la listera chino-alcarreña, por el enlace.


viernes, 5 de septiembre de 2008

A palabras tontas...

Unos días antes de vacaciones, en las listas de AFAC nuestra querida Lego inició una conversación muy interesante. Hablaba sobre las cosas que debes escuchar cuando comentas la adopción con la gente. Sobre esto que hablaba yo en una entrada un poco antes de eso. Dentro de las múltiples burradas que contó la gente, me sorprendió leer que a una buena amiga mía su madre le había hecho un comentario prácticamente igual a uno que me hicieron a mi. El comentario más doloroso e hiriente que he escuchado hasta el momento. Ya lo conté en el otro blog pero como hace mucho de eso, lo recupero.
Cuando iniciábamos los trámites debíamos escoger a una pareja para que fueran los tutores de nuestra peque. Nadie de la familia lo sabía, y aunque yo hubiera optado por elegir al hermano mayor de Luis y su pareja, que son padrinos de bautismo de Andrea, la duda de si tenían que estar casados o no nos hizo dirigir la mirada a otro lado. Casados solamente teníamos a mis hermanos. Y de ellos, escogí al más pequeño, el más cercano a mí en edad (soy la pequeña de los cuatro). Quedamos una tarde con ellos y les comunicamos nuestra decisión. La respuesta no fue la que yo esperaba ni mucho menos. Mi hermano se sorprendió mucho y nos dijo que no sabíamos lo que hacíamos. En el fondo tenía razón, no lo sabíamos, todo ha resultado mucho mejor de lo que jamás llegamos a imaginar. Mi cuñada me preguntó si las niñas lo sabían. Le dije que si, que ellas también habían participado en la decisión, y que estaban encantadas de tener otro hermano. Luego me dijo que si yo no podía tener más. Le contesté que no lo habíamos intentado, que simplemente habíamos optado por esta forma de ser padres, que no era mejor ni peor, solamente diferente.
No recuerdo qué más salió en aquella conversación, pero si recuerdo que días más tarde me llamó por teléfono y empezó a contarme casos de niños adoptados que conocía, que si a uno le habían detectado una enfermedad que no sabían que tenía y mira qué faena (es lo que tiene, que se olvidaron la garantía del niño), que si otro gritaba a su madre y la insultaba en checheno (que digo yo que quién coño sabía checheno para saber si lo que hacía el niño era insultar)... Yo escuchaba sin contestar más que "claro", "ya", "si"... mientras pensaba "¿Y para qué me cuenta esta mujer todo ésto?" En un momento de la conversación, le dije: "Bueno, ya sabemos que habrá situaciones difíciles, pero estamos preparados para ello y eso no nos va a detener" (Apunto que creíamos estar preparados, madre mía, qué incautos!) 
En ese momento, ella dio un giro en la conversación y me dijo:
- Me da mucha pena por las niñas...
- ¿Pena? ¿por las niñas? ¿por qué?
Su respuesta fue ésta, letra por letra, nunca la olvidaré:
- Porque no deja de ser una niña que viene de fuera a quitarles lo que es suyo...
Esto lo recuerdo perfectamente, pero no sé qué contesté. Supongo que algo diría, pero mi mente estaba muy ocupada procesando lo que acababa de escuchar. 
Tengo claro que su intención fue enseñarme los contras de mi decisión; ya no sé si también intentar que recapacitáramos y nos volviéramos atrás. Si fue así, ¡qué atrevida! No sé, realmente me cuesta mucho entender qué clase de persona pensaría eso y qué otra clase, o la misma, sería capaz de decirlo. Puedo decir, sin miedo a equivocarme, que desde entonces nunca he podido mirarla con los mismos ojos. Seguimos teniendo relación, una relación cordial además, pero me resulta imposible quitarle ese cartel luminoso que le sale en mitad de la frente con la frase "porquenodejadeserunaniñaquevienedefueraaquitarlesloqueessuyo" corriendo en letras rojas. Y no es rencor, de verdad. Muchas veces sonrío pensando en cómo actuará cuando venga "la niña que viene de fuera". ¿Será una más de sus sobrinas? ¿Será diferente? ¿Cambiará su actitud? Tampoco es que me importe demasiado. Titos y titas que le quieran no le faltan a mi peque. Pero, ¿se dará cuenta de hasta dónde metió la pata? ¿se acordará siquiera? ¿se lo recordaré yo? ¿o estaré más feliz que una perdiz y no tendré ganas de sacar la mala leche?
Y hablando de todas estas cosas en la lista, recibí esta respuesta de un listero que se prodiga poco, pero de quien ya he guardado algunas respuestas porque son para enmarcar. Rafa me decía:
Asunto: Dice un refrán chino... "en un bosque pequeño hay muchas clases de pájaros"
Más allá de la sorpresa triste que te deja un ser cercano y tal vez querido cuando te dicen estas cosas, está la alegría de saber lo que jamás sabrías de no haber tenido las hijas que tenéis sobre vuestras respectivos familiares.
Como bien dices Blanca, esas palabras se te quedan en el alma. Pero también se te habrá grabado a fuego que la sangre, la famosa llamada de la sangre, es algo que no sirve para nada en absoluto.
Ya tenéis un motivo más para abrazar a vuestras peques hasta estrujarlas ;-)
¡ánimo! 

 
 

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Mi lámpara maravillosa

Dicen que soñamos cada noche, pero que normalmente no recordamos los sueños. Yo siempre digo que sueño mucho, lo cual no es estrictamente cierto, lo que ocurre es que recuerdo mis sueños con frecuencia. Y los que recuerdo siempre son los sueños malos o raros. Supongo que también soñaré que voy dando saltos a través de nubes de algodón, pero si me acuerdo de ese sueño es porque al final pisé una agujereada y me caí al vacío.
Sueño a menudo con una habitación de la casa donde viví mis primeros nueve años. Era la habitación de mis padres y cuando sueño con ella está llena de escalones que suben y bajan, tipo a la escalera sin fin de Escher. Me paso la noche subiendo o bajando, es agotador. Otro escenario habitual es el patio de esa misma casa, en el que de pronto ha crecido una torre muy alta y estrecha, la miro desde abajo y no veo dónde termina, y de pronto estoy en lo más alto y... ¿a que lo habéis adivinado? Me caigo, si. Caigo y caigo durante segundos que duran horas y medio milímetro antes de llegar al suelo me despierto dando un grito. El grito es de verdad y despierto a Luis. También sueño con dramas varios, accidentes, fallecimientos, y me despierto llorando a lágrima viva. Luis se despierta también y me calma, me dice: “Tranquila, era un sueño”. Eso lo sé, pero hay que ver qué real lo he sentido. También soñar con situaciones en las que me siento impotente me hace llorar. Madre mía, ¡qué recapitulación! ¡Lo que tiene que aguantar mi pobre marido!
Pero a veces tengo sueños bonitos que me llenan de ilusión. Por ejemplo, cuando iba a cumplir los 40 años, soñé que mi familia me hacía una fiesta sorpresa. Llegaba y  allí estaban todos, pero todos, todos. Mi padre (que en gloria esté), mis mejores amigas, que viven en Sevilla y Tenerife... y mis tres niñas. Sostuve a la peque en mis brazos mientras se reía cerrando sus ojos rasgados. Eva y Andrea me gritaban: “Mamá, ha venido Irene!” ¡Qué felicidad! Nunca hubo tal fiesta sorpresa, pero la verdad es que tengo tan vívido el recuerdo de ese sueño que es como si se hubiera celebrado.
Y hace unos días tuve otro sueño precioso. Iba por la playa de Somo paseando, a mi alrededor Luis, Eva, Andrea, Irene... y Byron y Asia, jeje... todos íbamos vestidos de blanco y nos movíamos como a cámara lenta. Las niñas jugaban con los perros, el viento nos despeinaba... y de pronto el mar dejó a mis pies una lámpara. Una lámpara maravillosa, como las de los cuentos de nuestra infancia, cuando Aladino era Aladino  y no Aladdín. La cogí y la sequé con mi falda, y por supuesto salió el consabido genio concediéndome tres deseos.
 
-¿Tres deseos?, pregunté, sin acabar de creérmelo.
- Sí, afirmó el genio, aunque no escuche su voz.
Así que me puse a pensar y le dije, mirando a los que me acompañaban:
-         ¿Y qué más podría pedir?
  ***     ***     *** 
Vale, claro que tengo tres deseos para pedir, pero no los voy a contar ahora. Quiero leer los vuestros. ¿Qué tres deseos le pediríais al genio de la lámpara? Aunque sé que los que estáis esperando vais a poner en primer lugar el mismo... ese podéis obviarlo, por evidente.

 

lunes, 1 de septiembre de 2008

Estoy leyendo

Me gusta leer. Siempre me ha gustado, desde que recuerdo. Aprendí a leer en tres meses, cuando tenía cuatro años y desde entonces no he parado. Conservo algunos de mis cuentos de hadas, y la totalidad de mis libros de adolescencia. Eva ha empezado con algunos de ellos. A ella y a Andrea también les gusta mucho leer. Creo que hemos sabido transmitirles esta afición.
Pero he pasado una época en la que apenas leía. No era capaz de concentrarme para juntar dos líneas seguidas, y ni siquiera los libros más interesantes conseguían engancharme. Tengo aparcados varios, uno que dejé a medio leer porque aunque me gustaba no lo estaba disfrutando como se merece. Esta época ha durado más de un año, durante el cual mi único acercamiento a la literatura fue escuchar el audiolibro "La catedral del mar". Por cierto, muy recomendable.
Hace un par de meses volví al redil. La culpa fue de Harry Potter, aunque él no quería, fue casual. El año pasado le sugerí a una amiga que le regalara a Eva el primer libro de Harry Potter, "La piedra filosofal". Me dijo que estaba agotado. Hace dos meses, entré en Amazon para comprarme un libro que solamente está en inglés (Motherbridge of love, el texto muchos ya lo conocéis, es una belleza y estoy tras la pista de la próxima edición en castellano pero no pude esperar), y vi a Harry, el primer libro, en existencias y a un precio que no me podía creer (9 dólares, no llega a 7 euros), así que en el mismo pedido cayeron los dos.
Empecé a leer "La piedra filosofal"... y mira que he visto la película más de una vez, pero me enganchó. Sin terminarlo, pedí "La cámara secreta", "El prisionero de Azkabán" y "El cáliz de fuego". Ya me he terminado los cuatro y el resto de la serie viene de camino desde los Estados Unidos. Eva me sigue a corta distancia.
Mientras tanto, y para no perder la costumbre, he leído "El sobrino del mago" y "El caballo y el niño", de Las crónicas de Narnia, y mientras llega Harry desde Seattle, estoy con "El león, la bruja y el armario". Me queda "El príncipe Caspian" pero a la velocidad que se leen estos libros, no tardará mucho en caer. Y si, los estoy leyendo desordenados...
Y haciendo un paréntesis, estas vacaciones cayó en mis manos "El niño con el pijama de rayas". Mi compi Mayka ya me había hablado de este libro, así que cuando lo vi en casa de nuestros amigos, se lo pedí prestado. Tardé nada y menos en terminarlo. Es un libro increíble. Quizá el final se vuelve previsible a tenor de los sucesos, pero no por ello deja de poner los pelos de punta. Os lo recomiendo vivamente.





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