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viernes, 23 de octubre de 2009

Entrevista a Pilar Rahola

Gracias a mi amiga Ana por hacerme llegar este enlace. Espero que os parezca igual de interesante que a mi. (Artículo aparecido en Noticias de Navarra con motivo de la presentación de Afadena)

pilar rahola doctora en filología hispánica y catalana, periodista y madre biológica y adoptiva

"La adopción no resulta sólo un acto de vida y de amor, es un auténtico caudal de felicidad"

La Asociación de Familias Adoptivas de Navarra se presentó el sábado en Estella. Para ello contó con la presencia de Pilar Rahola (Barcelona, 1958), que, como madre biológica y adoptiva, expuso su experiencia durante el proceso nacional y el internacional
Doctora en Filosofía hispánica y catalana, durante años periodista en televisión y prensa, pero sobre todo madre. Pilar Rahola tiene una hija biológica, un hijo adoptado en España y otra hija adoptada en Siberia. Por lo tanto, conoce dos procesos de adopción completamente diferentes y acercó su vivencia a unos 50 estelleses. ¿Qué le diría usted a una familia que está planteándose adoptar a un niño?
Yo nunca aconsejaría adoptar a nadie, pero si alguien ha tomado la decisión le diría tres cosas. La primera es que va a tener que luchar mucho, es una carrera de obstáculos y a veces son complejos; que el camino es duro pero extraordinario y que se preparen para vivir el momento más extraordinario de su vida. Yo, que he vivido la maternidad biológica y la adoptiva, sólo os puedo decir que con mi hija biológica no me acuerdo del primer beso que le di, porque seguramente le di montones de besos desde el primer minuto, pero recuerdo el primer beso de mi hijo adoptivo, porque tardé tres meses en poder tocarle porque tenía miedo a los adultos. La adopción no sólo es un acto de vida, de construcción interior y de amor, es también un auténtico momento y un auténtico caudal de felicidad.
Ha adoptado dos veces, una en el extranjero y otra en España. ¿Qué diferencias hay?
Ciertamente tengo maternidad biológica, maternidad adoptiva en España y maternidad adoptiva internacional. Fue más fácil en España y, a la vez, más duro. Porque en España, cuando adopté a mi hijo Noé, que ahora tiene 17 años y ya hace mucho tiempo de ello, la burocracia fue lenta, pero fácil porque no tienes que llevar traducciones compulsadas ni cincuenta mil millones de papeles, no te vas a un lugar del mundo que no está en ningún mapa, estás aquí parece más sencillo, pero al mismo tiempo, como entras en un proceso de adopción preadoptiva, te quedas en esa especie de limbo, ese agujero negro donde nunca sabes si puede pasar algo por lo que finalmente no tengas a ese niño.
¿Cuánto tiempo estuvo usted en el periodo preadoptivo?
Yo pasé un año y medio desde que me dieron a Noé hasta que finalmente fue mi hijo. Ese año y medio fue un año de mucho miedo. A pesar de que había sido un niño con maltrato había petición de visitas por parte de sus padres biológicos, que finalmente no se presentaban. Era un subir y bajar permanente del estado de ánimo del niño durante su reconstrucción y finalmente siempre estabas pendiente de que un juez dijera "que vuelva que con sus padres, por si acaso". Ese año y medio fue de una dureza tan brutal que yo no me volví a atrever a adoptar en España dije "me voy, me voy donde sea" y me fui a Siberia porque me llevó el mundo hacia allí.
¿Cómo es el proceso allí?
Te vas lejos, pero al menos en el momento en el que yo pasé la frontera con mi hija y mi pasaporte y su pasaporte, yo ya sabía que era mi hija, ya no había incertidumbre, ya no había miedos. Todo tiene su dificultad, estate peleando en español con traductor ruso en un pueblo perdido de Siberia, con una especie de jueza inmensa cargada de medallas que te está mirando con cara de odio. Es duro, pero al día siguiente Ada era mi hija. Aquí el juez era muy amable, muy simpático, pero tardó un año y medio en decidir y ese año y medio no se lo quiero a nadie.
¿Considera que contar con asociaciones como Afadena ayuda?
No tengo ninguna duda de que contar con una asociación sin ánimo de lucro con voluntad de ayudar, con voluntad de servicio público es como si los amigos te acompañasen. El camino es solitario, siempre en el mundo de la adopción como en el cualquier ejercicio de maternidad y paternidad es un acto individual, pero en la biológica te acompaña la familia, la gente que te quiere. En un proceso de adopción, que te vas lejos a mundos que no conoces a veces hay problemas por el camino que no sabes resolver y tener a un grupo de gente que se convierte momentáneamente en tu familia y te va acompañando por el camino te ayuda, como cuando surgen problemas y te orienta diciéndote "pues llama a esta puerta". Hay momentos en los que tú no sabes cómo respiras porque en el fondo este tipo de asociaciones son el oxígeno que te falta cuando estás a punto de desfallecer, porque a pesar de que vas a vivir un momento extraordinario en tu vida que es cuando tus ojos se cruzan con los de tu hijo, hasta que llegas ahí, a veces te vas ahogando y entonces hay gente que aparece por el camino, que no la conoces de nada y te dice "te acompaño" y eso es extraordinario y, realmente, muy útil.
¿Qué momentos son los más duros?
Cuando estás en un proceso preadoptivo, antes de llegar a la adopción estás hipersensible. Es como si estuvieras embarazada y de golpe sabes que a alguien le ha pasado algo y entonces te preguntas ¿irá todo bien? Cada vez que hay una llamada oficial del Gobierno autonómico, en este caso, o cada vez que llega un papel certificado o cada vez que llama un policía a la puerta porque hay un papel de los juzgados, ésos son momentos de extrema dureza porque realmente dependes de que un hombre o una mujer diga sí y se te acaba todo o diga no y todo empieza para tu horror.
En el año y medio en el que estuvo en preadoptivo, hubo algún momento que fuera extremadamente duro y en el que tuvo miedo.
Sí. Noé fue un niño maltratado que tenía muchísimo miedo y, por ejemplo, cuando vio la bañera llena de muñequitos de goma empezó a chillar de miedo, él nunca se había bañado, y se tiró en el suelo y no quería que lo tocaras y yo, que soy besucona, no lo podía besar. Al final fuimos directamente, como construyendo la relación y de golpe dijo el juez que tenía que haber visitas del padre. Ese padre que le había creado tantos problemas a un niño de año y medio. El primer día que subí al coche y le tuve que explicar, ahora vamos a ir a un sitio y te va a coger un señor que te va a llevar a otro sitio donde va a estar tu papá biológico, ¿cómo explicas eso a un niño que está empezando a olvidar? Y fue tan duro para él y tan duro para mí, que aún ahora que han pasado 16 años me emociono. La verdad es que ese día se hundió él, me hundí yo, el padre no apareció, pero nosotros vivimos el sufrimiento y todo lo que habíamos ganado lo volvimos a perder. Esa noche tuvimos pesadillas los dos. Esa noche todo fue terrible, volvimos hacia atrás. Fue el peor momento. Luego esto se repitió otras veces, pero nunca como la primera vez. Hasta que un día el juez dijo "como no se ha presentado, quitamos las visitas" y ganamos un peldaño.
Su libro "Carta a mi hijo adoptado" se ha convertido en un referente para padres adoptivos. ¿Se lo esperaba?.
Cuando la Editorial Planeta me planteó hacer un libro sobre mi experiencia como madre adoptiva, dije que no. Porque me daba pánico, porque pensé: "Dios mío, este libro tiene un solo lector, que es mi hijo. ¿Cómo le explico a mi hijo mis miedos, mis dudas?" porque por el camino dudas, y "¿le explico todo?, ¿tengo el derecho y también el deber de ser absolutamente sincera o quizá no tanto? ¿Quizá hay aspectos duros de su proceso que le debo ahorrar?". El libro fue un ejercicio de honestidad y de sinceridad con él y conmigo, no me preocupaba nada el lector externo porque me preocupaba mucho el lector interno, tardé tres meses en decir que sí, y el primer día que escribí la primera frase, para probar, me di cuenta de que sí, que podía escribir el libro, porque era una carta para él y vería cómo los padres somos también vulnerables y frágiles, y al final es un camino de temor y de crecimiento personal. Al final resultó que como el libro había sido muy sincero y muy interno, sirvió para el exterior. En resumen, al principio dije que no, no lo hubiera escrito nunca y de golpe fue el único libro que me hubiera gustado escribir.
¿Cómo fue el momento en el que su hijo lo leyó?
Aún no lo ha leído. Quiso estar en la portada, fue él el que me pidió "oye si hablas de mí, quiero salir en la foto", a pesar de que es un niño tímido, quiso estar. Es su historia, todos sus profesores han tenido cada año su libro, es decir que todo el mundo lo conoce y él no lo ha leído. Un día le dije "¿no vas a leer tu libro?" Y me dijo "algún día, no hay prisa". Tampoco me pregunta. Yo creo que Noé tuvo su momento de dolor y ahora está muy bien. Ya abrirá esa puerta algún día. No pregunta, no tiene interés, tiene su libro allí. Está tranquilo, sus problemas no pasan por este tema, pasan por aprobar y por las chicas, es una hormona andante con 17 años, entonces ¿qué le explicas? Al final, el proceso adoptivo se convierte sólo en una maternidad y entonces has vencido.




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2 comentarios:

  1. Me gusta la gente auténtica que dice lo que piensa sin condiciones ni miedos..
    Me gusta Pilar Raola y me encanta reencontrarme contigo y tus sueños..

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  2. Pásate por mi blog, que tu premio te espera, maja...
    Enhorabuena ^^

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