Tenía en la recámara preparado un borrador para hablar sobre la espera. Y de pronto, una de mis amigas colcheras,
Ludy, me envía este texto. Y ya se me hace mucho más fácil hablar sobre esta larga espera. De cómo me siento a veces, pero sobre todo de cómo decido sentirme.
Siempre he dicho que me niego a que la espera sea un drama. No quiero recordar esta época como aquella en que sufría continuamente por no tener aquí a mi hija. Quiero que mi hija sepa que fue muy deseada (mucho, pero mucho, mucho) y muy querida mucho antes de llegar a nuestra casa. Pero no que su espera se convirtió en una tortura.
La vida es tan bonita y hay tantas cosas por las que merece la pena vivir! Tanto que disfrutar! Los amigos, la familia, los viajes... ¡Hay tantas cosas que hacer! Cambiar la decoración del salón, apuntarse a clases de yoga, leer, hacer manualidades...
Si yo tuviera que pedir algo a la vida, sería más tiempo para hacer todo aquello que me gusta y a lo que no le puedo dedicar más que los minutos de la basura. Pero ¡ah! resulta que tiempo es lo que hay en esta espera. Lo que MAS hay. Así pues, en nuestras manos está. Nos desesperamos pensando, echando cálculos, deprimiéndonos. O aprovechamos ese tiempo. Yo escojo lo segundo.
A todos los que esperáis, no me digáis que no se os pasa el tiempo volando. Que acabamos de guardar el bañador y ya estamos sacando el árbol de Navidad. Que otra vez es el cumpleaños del abuelo, San Valentín, el día de la madre...
El 24 de enero mis perros cumplen un año y parece que fue ayer cuando les traíamos a casa, que eran una pizca. El 25 de marzo hará 7 años que mi padre se fue, y aún recuerdo cada sentimiento, aún recuerdo cada palabra de aquella llamada, como si fuera ayer. Si, vale, hace más de tres años que empezamos y más de dos que esperamos, y esperaremos otros dos, otros cuatro, y se pasarán, y algún día, ESE DÍA, quiero pensar que acaba una etapa feliz y empieza otra.
Cuando caiga, amigos míos, me levantaré. Lloraré a veces, pero me secaré las lágrimas. Y también reiré a carcajadas. La vida fluye y en nuestras manos está decidir cómo.
Yo estoy contigo... simpre, y a pesar de los bajones, me he negado a psarme llorando los meses de mi espera, porque un día quiero contarle a mi peke del alma, que su espera fue la más grande de mis ilusiones, el más bonito de mis sueños, y la más hermosa de mis esperanzas... y pase lo que pase, seguiré adelante.
ResponderEliminarY si me quedo calva esperando... ¡¡'pues ya no tendré que peinarme !! je je, besitos...
Me ha encantado tu entrada de hoy....
ResponderEliminarArriba los pensamientos positivos!!!
Besitos...
Pues si Blanca, a mal tiempo... buena cara. la espera es menos larga de lo que nos parece, porque como bien dices.. el tiempo pasa rapido aunque no nos demos cuenta en nuestro afan de querer llegar y no podemos quedarnos ahi, esperando y desesperando, tenemos que disfrutar, que seguir viviendo, luchando, riendo, pensando en ellas, pero siedo felices cada dia, porque eso es lo que al final le podremos ofrecer, cuando las tengamos con nosotros y mientras (y mira que mi la lluvia no me gusta nada) pues seguiremos "bailando bajo ella"
ResponderEliminarFELIZ AÑO Y OJALA VIVAMOS MUY MUY INTENSAMENTE CADA UNO DE LOS DIAS DEL 2009.
1 besazo,